Esta situación que vivimos puede ser una buena oportunidad para recuperar juegos "de toda la vida".
La gallinita ciega es un juego cuyos orígenes se sitúan en Francia hace unos 1000 años.
Es sencillo, uno de los jugadores se venda los ojos y después de dar unas vueltas para "despistarle" cantando la canción de la gallinita ciega, tiene que encontrar alguno de los otros participantes y adivinar quién es ayudándose solo del tacto.
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